El día terminó con mi nula participación en el club de debate, podía retar a las personas que yo quisiera, pero entrar al club de debate era sumamente desgastante.
Para la hora de salida Charly nos esperaba, tanto a mi abuelo y a mí, como a la tía Sophi y el insufrible bastardo, para entonces había dejado de llover.
—¿Cómo te pareció el primer día de clases? —preguntó Sophi entusiasmada, se había sentado frente a nosotros, junto al bastardo.
—Solo quiero participar en gimnasia y equitación.
—Excelentes disciplinas—aprobó mi abuelo—, aunque fue una decepción no probar la equitación.
—Siempre puedo practicar con Roy o Percy.
Mi abuelo pasó un brazo por sobre mis hombros y me atrajo hacia él.
—Estás cansada.
—Si—cerré los ojos y me acurruqué en su pecho con olor a humo.
Mi tía llenó el silencio con un parloteo con el bastardo, a quien escuché poco y con voz abrumada.
Erick se detuvo frente a la casa.
—Creo que dejará de llover—me dijo mientras me ayudaba a salir.
—Una lástima.
Caminé hac