La locura ha de ser contagiosa, dijo Rossalyn cuando dos horas después se encontraba navegando en un yate que se dirigía a una pequeña isla en la costa
- ¿Acaso nunca descansas? — dijo ella quejándose al verle en la entrada del edificio
- Lo hago
- Son las 7 de un domingo
- No eres madrugadora ¿verdad?
- Pues no, me gusta dormir hasta tarde al menos los domingos
- Lo siento, pero si queremos llegar a tiempo debemos salir temprano
- ¿Llegar a dónde?
- Es una sorpresa
- No me gustan las sorpresas, y menos cuando vienen de ti
- No sean tan desconfiada
- Contigo nunca se sabe, eres una caja de sorpresas, y casi siempre son desagradables
- Ouch! eso dolió
- Desde cuando eres tan sensible — le provocó
- Humm tal vez desde que te conocí
Ella no supo que responder a eso, entonces cambio de