El tranquilo pueblo de Kingston upon Thames nunca conoció una agitación similar. El juicio contra Trenton y la boda de Su Excelencia Andrew Hershey, quinto duque de Blackshield y su primo lord William Hemley, tercer conde de Warlet, con las señoritas Hamilton, congregó a centenares de curiosos provenientes de varias millas a la redonda y del mismo Londres.
Andrew y Edward, al estar emparentados con la realeza, pudieron haber elegido la catedral de Saint Paul en la capital para celebrar el enlace, con la asistencia del propio monarca, George IV, y de la más alta nobleza de la Corte.
Pero el acontecimiento habría conllevado un aparatoso escenario del que tanto ellos, como las jóvenes, desearon dejar a un lado y unirse en matrimonio en un entorno más íntimo y familiar, si es que eso era posible.
Kingston había sido el lugar donde Andrew y Dorelia habían pasado sus años más felices, pero también los más terribles.
Las suaves colinas que se inclinaban hacia el río y rodeaban la villa, ha