Andrew Punto de Vista
Dorelia, cubierta de dulce, era el puto cielo. Había conocido mujeres que podían ser aventureras en la cama, pero había algo en la efervescencia y la naturaleza aventurera de Dorelia que lo hacía aún más excitante. También tenía una energía especial que me llenaba. Esta noche, también estuvimos pegajosos.
—Vamos. —Me puse de pie y la ayudé a levantarse.
—¿A dónde vamos?
—A la bañarnos juntos. —La tomé de la mano y la llevé al baño.
—Oh, mira la bañera —dijo mientras abría la ducha.
—La próxima vez. —Comprobé el agua y, pensando que estaba lo suficientemente caliente, la levanté y la llevé a la cabina.
—A veces eres un neanderthal, ¿lo sabías? —dijo sonriéndome.
—¿Los neanderthales tenían entrepiernas grandes?
Su mano envolvió mi entrepierna, haciendo que pasara de dura a acero en un nanosegundo.
—Sí que la tienen.
La dejé en el suelo y la giré para que estuviera de espaldas a mí. Saqué jabón del dispensador y comencé a pasar mis manos enjabonadas por su cuerpo.