— ¡No tienes idea de lo que me pides! Te imaginas a una mujer que no es tu madre, molestando, dando órdenes, no solo a ti, si no a tu abuela! ¿Eso es lo que quieres?— dijo el muy serio.
— ¡No todas son así papá!— dijo Sara— solo quiero verte sonreír, y no estar siempre feo.
— ¡Ah entonces tu piensas que con una novia me pondré guapo!— dijo él divertido.
— Pues, no es eso, es que siempre estás solo— dijo la niña tratando de explicar.
— Yo no estoy solo, te tengo a ti, a mamá— dijo Tomás— ya hay suficientes mujeres acá.
— Mamá se fue, yo quisiera ir con ella, aunque sea una vez— dijo Sara triste.
— No estés triste, no quiero que pienses en eso, mamá tiene otra vida,y no podemos cambiar eso, vamos a buscar en el jardín flores para alegrar la casa— dijo él.
— ¡Me gustan las flores!— exclamó Sara— deberías dejarme salir sola al jardín.
—Ya hemos hablado de eso Sara, no quiero que insistas— dijo Tomás con el rostro duro.
— Es que no entiendo, estoy en mi casa, ¿qué puede suceder? ¡