En la pensión
Nicolás saca cuentas para comprar lo que necesitaba. Tiene dinero suficiente para pasar un mes con su estilo de vida, pero no le alcanzaría para pagar el alquiler y comprar todo lo que necesita ¿dónde vender sus pertenencias a un precio justo? Sus amigos ricos no contestaron sus llamadas y los que lo hicieron simplemente le dieron la espalda con la frase de “Lo siento Nico, pero no podrías pagarme el préstamo”—Intentaré algo o dormiré en el piso sucio por muchos días— se dice buscando entre sus pertenencias valiosas.Todos tienen elevadísimos precios y nadie de ese lugar podría darle lo que pide. Hasta que llegó a esa peculiar cajita roja, el regalo que le daría a Helena por su cumpleaños en un par de meses. Era un hermoso collar