A Bella le alegraba verla así.
Sin embargo, el más contento era Carlos.
Mientras competía bebiendo con Manuel, de repente escuchó a Laura decir que anulaba el compromiso, y rápidamente dejó la copa y se acercó a ella.
—¿Lo estás diciendo en serio?
Laura ocultó la tristeza que había en sus ojos y lanzó una risa burlona. —¡Ni siquiera me gustabas demasiado! Sólo fui engañada por nuestras familias. Pero ahora me he librado del abismo de amor, ¡y te toca a ti! ¡Espero que sufras más que yo por amor!
—¡Bella, te encargo este asunto! —dijo Laura, pidiéndole ayuda a su amiga.
Bella se sentía divertida pero también algo incómoda, y no supo qué responder a Laura.
Sin embargo, Carlos no le dio importancia. —No pasa nada, si es por Bella, sufrir un poco por amor no es nada. ¡Al fin y al cabo, en la vida hay que probarlo todo para ser perfecto!
Tanto Bella como Laura se quedaron sin palabras.
—Carlos, no me digas que te has acobardado. ¡Ven a seguir bebiendo con nosotros!
Al ver a Carlos tan cerca