No solo Patricia, sino también Bella se sorprendió.
—¿Qué haces aquí? —preguntó Bella.
Entonces, Sara, que estaba detrás de Pedro, salió y trató de desligarse.
—¡No tiene nada que ver conmigo! ¡Sólo le envié una foto y él vino por su cuenta!
Sin duda, la foto que Sara le envió era de ella riéndose con Darío.
—Vine a visitar a tío y tía —dijo Pedro con naturalidad—. Tía, Bella es mi esposa, no me casaré con nadie más que ella.
Al escucharlo, Patricia no se sintió incómoda en absoluto, e incluso rio de forma exagerada: —¡Desde luego sé que te gusta Bella! ¡Sólo una broma! Lo de enviar a Sara a hacer prácticas en tu empresa, era sólo para que cambiara de ambiente y se ejercitara un poco, ¡no había otra intención!
—Bella, ya que Pedro está aquí, llévalo a sentarse, ¡le diré a la empleada que prepare unos platos más!
Dijo Patricia, y se fue hacia la cocina, arrastrando a Sara con ella.
Quedaron Bella y Pedro solos en el balcón.
—¿No venías con Carlos? ¿Cómo es que llegaste aquí? —preguntó P