—Era la noche de guardia cuando me enteré de tu accidente. Corrí a verte y al llegar te encontré inconsciente. Volví rápidamente a la estación de enfermería y cuando regresé me topé con esta escena.
Elena tiró el algodón, aliviada. —La hemorragia ya casi se ha detenido, voy a traerte un poco de pomada.
Después de que Elena saliera, Bella echó un vistazo afuera, todo seguía a oscuras, debía de ser madrugada todavía.
Pronto, Elena regresó con la pomada y se la aplicó con cuidado en los labios heridos.
—¿Cómo te has lastimado y terminado inconsciente? ¿Qué pasó esta noche? —preguntó Elena—. Pedro seguía con el ceño fruncido y no me atrevo a preguntarle.
Bella le contó brevemente lo ocurrido y luego preguntó: —¿Carlos vino al hospital?
Elena respondió: —Cuando me enteré, tú ya habías salido de urgencias y estabas en esta habitación. Solo vi a Pedro, no sé si Carlos vino o no.
Bella podía esperar para llamar a Carlos. Ahora lo urgente era saber sobre su bebé.
—¿Mi bebé...está bien?
A pesar