La sangre se escurrió por completo del rostro de Charlene al oír aquel comentario y se aferró a la mesa con las manos.
Sí, Brendan no había acudido a verla ni una sola vez desde su regreso de Surstate.
No solo eso, sino que además se negaba a responder sus llamadas a menos que se tratara de algo relacionado con Ofelia. De lo contrario, no se molestaba en prestarle la más mínima atención.
Ella lo aguantaba e ignoraba su frialdad constantemente, pero se sentía extremadamente avergonzada al verse expuesta por Connor.
"Todo estará bien cuando me case con Brendan y la gente de Neve sepa que soy la señora Brighthall". Charlene respiró hondo y dijo con tono arrogante: "Deirdre sigue siendo una amante por mucho que Brendan la valore. Ella no podrá casarse con Brendan y por eso, cortará por lo sano y huirá".
"¿Estás segura de que no serás tú la primera de la que se deshagan para entonces?". Connor echó un vistazo a la información recibida en su teléfono y le mostró la pantalla a Charlene.