"¡Soy todo oídos, hermana! ¡Solo tienes que decirlo!".
Deirdre le dirigió una mirada agradecida. "Necesito que investigues algo".
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"Aquí es. La dirección apunta a esta unidad", dijo Glenna mientras revisaba la nota en su mano, comparándola con el cartel que decía "604" en su puerta. "¿Tocamos a la puerta?".
Deirdre asintió. "Vamos".
Glenna llamó a la puerta. Un rato después, oyeron pasos y la respuesta de una mujer. "¡Ya voy!".
La puerta se abrió al segundo siguiente. Maeve seguía comentando para sí misma: "¡No esperaba que llegaras tan pronto! Es el descanso semes-".
Ella vaciló.
Incluso sin consultar con la vista, Deirdre se dio cuenta de que Maeve debía de parecer sorprendida y desconcertada. Manteniendo la compostura, Deirdre preguntó: "¿Podemos pasar?".
Maeve se hizo a un lado.
Deirdre entró. Su vista nublada logró distinguir un interior pequeño y abarrotado, que le insinuó la mediocre situación económica de la anciana. No había recibido mucho dinero últimamente.
O...