"Si recibir un regalo elevado te inquieta, entonces puedes equilibrar la balanza después de recibir tu primer salario. Invítame a cenar".
¿Eso era todo? ¿Se suponía que una cena equivalía de algún modo a un lujoso piano? A Deirdre le pareció una idea descabellada, aunque había que reconocer que no tenía otra excusa. El recordatorio de su primer salario también la tranquilizó un poco, así que aceptó. "De acuerdo".
La llamada terminó. Tomó asiento detrás del piano y empezó a aprenderse las canciones de su hoja. Al final resultó que Deirdre tenía grandes dotes musicales, ya que solo tardó una tarde en dominar todas las canciones menos una. Como no tenía tiempo para aprenderse la última, se llevó la partitura al trabajo.
La recepcionista se fijó inmediatamente en el libro de madera. "¿Qué es eso?", exclamó. "¡Parece el tipo de cosas que guardarías en tu gabinete de curiosidades!".
Deirdre le dedicó una sonrisa. "Me lo regaló un amigo".
"¡Caramba, cariño! ¡Eso sí que es un código para