Mathew le dio un toque en la nariz y se encaminó hacia un puesto donde cocinaban algunos bocadillos dulces. Lara aprovechó y mordió el borde de su dedo dejando caer una gota de sangre dentro de la bolsa sellando el pacto con esta, ya nadie podría utilizarla además de ella, y guardó todo lo que su familiar cargaba. Le acarició la cabeza por su buen trabajo y se quedó esperando a que su esposo volviera.
-Por favor, deja de sonreír así- Lucer a su lado la regañó nuevamente
-¿Así? ¿Así como? - Lara alzó sus cejas.
Lucer resopló.
-Como si fueras una idiota enamorada, solo hay que mirarte, es desagradable-
-Solo estás celoso- se burló Lara- Además, estoy enamorada que se puede hacer-
-¿Estás enamorada?- Lucer puso una expresión extraña- En ese caso por qué no se lo dices a tu esposo, delante de mí y lo demuestras- lo retó.
-No tengo que demostrarte nada- lo reprendió Lara con las manos en su cintura algo regordeta.
-¿Qué no tienes que demostrar?- Mathew volvió con una bolsa que olía extrema