Lara se mantuvo recostada sobre su esposo hasta que dejó de sudar, era realmente agradable la temperatura de él. La había logrado aflojar toda la incómodas ropa y descendido a mitad de sus brazos dejando que el pecho y sus hombros estuvieran en contacto con su sofocado cuerpo.
-Podría estar así por el resto de mi vida. No me quiero separar, si lo hago me moriré- soltó un gemido de satisfacción.
-Nadie se muere con este calor- Mathew acarició la espalda baja de Lara sobre la tela con suavidad –¿te sientes mejor?-
La sintió afirmar con un sonido de la garganta.
-Creo que cuando mi cachorro nazca tendré dos pequeños que atender, no sabré cuál de los dos es más mimado- comentó el alfa besando la cabeza de la más joven.
-Que tiene de malo que me mimen, me gusta que me mimen, me gusta que me mimes, eres mi esposo, estás para eso- comentó mordiendo su cuello en muestra de disgusto.
Mathew le iba a responder cuando un sonido proveniente del estómago de Lara lo interrumpió y esta se separó un