Dyna ayudó a la bruja a untarse el aceite medicinal sobre su piel después del baño antes de arroparla en la cama y pudiera descansar.
-Desea que le traiga algo más- la loba se preguntó si esta sería una de las largas noches en vela de Lara y por lo visto si por lo libros que estaban a su lado.
-Ya puedes irte a dormir, estaré bien- Lara le sonrió más la sonrisa no se extendió hacia sus ojos.
Dyna estuvo renuente a irse preocupada pero después de recoger todo dio media vuelta y cerró la puerta. Lara suspiró y pasó sus manos por encima de su abultada barriga acariciándola sobre la tela.
-Al menos no me siento tan sola contigo pateándome las costillas todo el día, cachorro bonito mío- bufó bajito -Cuando está tu padre eres mucho más tranquilo, te daré pau pau si te comportas así cuando nazcas y no me haces caso- su mirada era de cariño.
Miró el bulto de libros y realmente no tenía ganas de leer esa noche. Todos esos libros ya se los sabía de memoria. No podía meditar pues temía que la ma