Los días pasaban y Joaquín estaba desesperado, no podía pensar en otra cosa más que en Eva, su obsesión por ella había aumentado llevando a la locura, el tenía que poseerla tenía que ser suya a cualquier costó, seguirle era su prioridad, tanta era su locura que no le importo seguirla hasta este país, teniendo a la policía tras el
— Señor, lo que está haciendo es peligroso, deberíamos escondernos por un tiempo
—No soy una rata para estar escondiéndome, además mi mujer está en este pais, necesito encontrarla a como de lugar
—La señorita Eva no podrá ayudarlo, señor debemos irnos lo más pronto posible
—Deja de fastidiar, los problemas quedaron atrás, este es otro país, las leyes no me buscan aquí
—Señor debemos irnos
—¡No entiendes que no voy a irme! esa mujer es mía o no es de nadie más, antes la mato. verla con otro
El asistente guardo silencio ante las palabras dichas por Joaquín, su locura ya no tenía límites, cambio de objetivo, ahora Eva era su única prioridad, tenerla a su