NOVELA TERMINADA Arizona Bronwbear , la hija del alcalde y tres veces Señorita Miss Delment, tiene sueños muy extraños. Sueña con criaturas sobrenaturales. Esto no influye mucho en su rutina, su vida marcha absolutamente normal hasta que de pronto una tarde comienza su metamorfosis. Sin ningún preámbulos queda convertida en un arcángel de alas blancas. Todo esto estaría bien, si en su ciudad no le temieran a estos seres sobrenaturales por sus grandiosos poderes. Su propio padre y el jefe del ejército Jack Moore , mano derecha de su progenito el Señor Richard L. Bronwbear son los primeros en dirigir la cacería para defender a la ciudad de Delment de ataques sobrenaturales. Todo cambia cuando Jack descubre las Alas de Alexa y ella no sabrá si huir por su vida o quedarse a pelear contra alguien mucho más fuerte que ella y con una piedra en lugar de corazón. Una novela del género Ficción llena de fantasía y de seres sobrenaturales. Un poco de acción y otro poco de romance para no perder emoción . Obra registrada. Todos los derechos reservados Safe Creative 2021 Prohibida la copia parcial o total de esta obra. Código de Registro 2101226670553
Leer másApoyo Grupal
Narrador Omnisciente
—¡ Arizona Bronwbear !....tu turno— llamó la psicóloga a cargo del grupo de ayuda visiblemente molesta.
—¡Arizona!— volvió a llamar llevando su mano de largos dedos al puente de la nariz y acompañando este gesto con una mueca ácida que desfiguró aún más su poco agraciado rostro. Odiaba cuando la ignoraban o tenían esos "momentos" mientas estaba en una sesión.
La chica sorprendida de que todos en el grupo de terapia estuvieran enfocados en ella se ruborizó un poco y le dirigió una mirada sinceramente apenada a la psicóloga.
—Lo siento, me distraje— admitió con pena —¿Me decía?— se apuró en responder dejando claro que no prestaba atención a lo que ocurría a su alrededor.
—Arizona— llamó en tono amargado— puedes prestar atención por favor, tus compañeros están compartiendo su vida, sus temores. Lo más que podrías hacer es regalarles tu atención— musitó con tono cortante y severo. Luego de una breve pausa siguió hablando fingiendo un tono más afable y empalagoso. No debía olvidar que aquella chiquilla era la hija del alcald, una sola queja de su proceder y estaría en verdaderos problemas.
— Bueno, ¡Cuéntanos!. Eres la siguiente—. Reclamó impaciente la señorita Miller, psicóloga por profesión, pero con un mal carácter que ni el mismísimo demonio tenía el honor de poseerlo.
— Mi nombre es Arizona Bronwbear, tengo 21 años y estoy aquí porque tengo pesadillas con seres alados y monstruos— «¡Ya está!, ¡ya lo dije! »pensó tratando de relajarse.
—¡Hola Arizona!— respondieron todos a coro.
Estar allí era un poco ridiculo, todos los demás habían sido atacados por alguna clase de demonio o algún ente sobrenatural. Pero ella no, ella solo soñaba con ellos. Siempre habían alas blancas o negras en sus sueños. Sueños que la ponían en una situación difícil con sus semejantes, vaya los niveles de estúpidamente de su ciudad que eran capaz de juzgarlos por sus sueños.
A veces tenía sueños jodidamente sexuales, despertaba acalorada, pero nunca eran con el sexy de su novio, no, no tenía esa suerte.
La mayoría de las veces era con un hermoso y sensual Arcángel de alas negras, ella en sus visiones dormida podía sentir que lo conocía, pero nunca lograba verle el rostro. Era un completo misterio que la frustraba tanto dormida como despierta. Deseaba escapar de su subconsciente, pero estaba demasiado fascinada para hacerlo.
Mas aquel ser la dominaba, la hacía vibrar, siempre despertaba con unas enormes ganas de más, deseaba ser poseída de aquella manera aunque no se atreviera nunca a acercarse a uno de esos espectros alados que tanto atemorizaban a su pequeña ciudad. Tampoco sabría cómo encontrar uno de ellos, en caso de que un buen día se armara del valor necesario para ir por ellos.
Ni siquiera se atrevía a contar sus sueños como realmente ocurrían, ¿Sexo con un Arcángel? ¡No! La podrían acusar de bruja, de hereje, y ella no deseaba eso. Así que solo los disfrutaba en silencio.
Por error, le dijo a su padre que veía alas y arcángeles en sus sueños y se había escandalizado al tal punto que allí estaba, la había mandado a terapia como si se tratara de una grave patología psicológica, así que no se podría ni imaginar lo que ocurriría si le contara a alguien sus fantasías de tener candentes encuentros sexuales con un mismo ser sobrenatural.
Le toco el turno a la chica que estaba sentada junto a ella, lucía muy demacrada a pesar de ir muy bien vestida. Pero su piel y su rostro lucia el blanco fantasmal como si de una muerta se tratara. Sin dudas habían gente allí mucho peor que ella, con verdaderos y reales problemas.
—Mi nombre es Nercy Anderson, tengo 19 años y fui atacada sexualmente por un arcángel oscuro en la periferia de la ciudad— la chica bajó la cara apenada y dos lagrimas surcaron sus mejillas de hielo. Sus grandes ojos grises se cubrieron como con una bruma oscura.
Todo el grupo incluido la psicóloga se impactó y el silencio fue general. Luego se escucharon susurros y murmullos por todo el salón, la señorita Miller se llevó las manos a la boca y se la cubrió con espanto. Otros solo se limitaron a mirar a la chica con pena.
«¿Eso es lo que ellos consideraban cómo ayuda? »
Arizona observó el estado de la chica y quiso hacer algo por consolarla, ¿pero qué?. Solamente levanto la voz y termino diciendo para que los otros la siguieran
—¡Hola Nercy!— poco a poco los otros fueron saludando.
La terapia continuó con todos los chicos contando sus experiencias. Algunos alegaban haber sido abducidos por Ovnis, Otros perseguidos por Zombis, y otros aseguraban haber visto a vampiros en su habitación. Incluso una de las chicas decía hacer avistado a una sirena en la playa del pueblo. Pero el caso de Nercy era el más triste.
La ciudad había cambiado mucho desde que se había caído el manto que los protegía de todo tipo de ser sobrenatural. Aunque contaban con fuertes murallas mágicas en ocasiones las defensas eran burladas y eran sorprendidos por algún tipo de encuentro desagradable. Ahora todos tenían algo que decir y alguno que otro tenor personal.
Al salir de la terapia Arizona se acercó a Nercy, la tomó de la mano y la miro a los ojos. La chica parecía sorprendida de que alguien se atreviera a tocarla después de lo que le había sucedido.
—Ya sabes, me llamo Arizona, ¿quieres almorzar conmigo?— preguntó sin rodeos pero sin soltarle la mano.
— Eres la hija del Alcalde, el regidor de esta ciudad. Créeme cuando te digo que todo el mundo conoce tu rostro perfecto— murmuró soltándose del agarre de Arizona — que te vean conmigo podría arruinar tu reputación, mucha gente sabe lo que me sucedió.
— Solo quiero ser tu amiga, de mi padre ya me ocupo yo. No toma mucho en cuenta mis amistades— la sonrisa que le brindaba Arizona era muy sincera— los comentarios de la gente no me importan mucho— termino diciendo subiendo los hombros de manera despreocupada.
Diez años DespuésJascielEl viento llena mis alas y me elevo a lo más alto de los riscos. El sol brilla en la cima y las montañas del Alto Oriente se llenan de un brillo que se refleja en la muralla mágica que protege a estas tierras y a su pueblo. ¡Mi pueblo! El pueblo de los arcángeles. Criaturas poderosas, que solo obedecen al llamado celestial.Si Me siento pleno, aprendí a dejar ir al pasado, y a conformarme con mi futuro, que es más hermoso de lo que pudiera imaginar. Mi pueblo crece y se hace fuerte. Desde que ocupe mi lugar al trono he visto a un pueblo que vivía prácticamente escondido liberarse y desarrollarse a su máxima expresi&oacu
Narrador OmniscienteAmanecía en el Alto Oriente, aunque la luz del sol no era apreciada por muchos, que hundidos en la desesperación no reparaban más que en su dolor. Ahlia y Egnar se preparan para salir a Delment. La inquietud de dejar de percibir las alas Enker les ha calado el alma desde horas tempranas de la madrugada. Ahlia no deja de llorar en silencio, pero mantiene su postura erguida y aunque las lágrimas no dejan de caer por sus mejillas se las limpia y se prepara para ir por lo peor. Es una guerrera feroz y arrasar con todo por encontrar y sacar a su hijo con vida de Delment.La incertidumbre la consume y la ha dejado
Narrador Omnisciente «Haber abandonado Delment por ir tras Arizona y mi hermano fue un error» pensó Jack molesto consigo mismo. Desde que llegó ha estado tratando de detener una masacre tras otra. Los lobos se han apropiado de la mitad de la ciudad, mientras que otra parte está protegida mágicamente por las brujas, haciendo de ella un búnker casi impenetrable para todo tipo de criaturas sobrenaturales , excepto él. Su magia es lo suficientemente fuerte para atravesar cualquier truco de hechicería. Pero sería casi un suicidio aparecer solo. Por mucho que lo intente no puede con el hecho de que no tiene nada más que a si mismo. Sus ansias por matar a Richard no pueden nublar su juicio. Hacerlo pagar es su mayor propósito, pero continuar
Narrador OmniscienteEgnar llega volando a la pista se para frente a la cabina del avión. — ¡No te puedes marchar!— le dice casi en todo de súplica a su sobrino— ¡No eres un cobarde!. — Eso díselo a la futura reina y a el principito. ¡Me rechazan Egnar!. Yo no soy un hombre sentimental, mejor me voy antes de que cometa una locura con esos dos. El avión despega dejando una ola de sentimientos encontrados. Egnar entra a la estancia encontrando a la familia completa a la mesa. Su colera aún menta por segundos. Nadie aparte de él sabe todo por lo que ha pasado
Narrador Omnisciente— Pues lo obvio— afirma él seriamente.—¿Viniste hasta aquí para matarme? Si es eso, acaba de una buena vez.— ¿Matarte? Cuando me refiero a lo obvio no es eso lo que tenía en mente. —No te me acerques Jack, ¿o debiera decir Jasciel?— ella se plantó por primera vez, cosa que no era nada razonable, ya que también únicamente llevaba una toalla anudada en el pecho. Dejándole el monte de sus senos y los muslos a la vista. —Llamáme como quieras bonita, el sarcasmo no funciona conmigo querida— fue
Narrador OmniscienteTodos estaban de pie cerca de la pista, excepto Arizona. Jack descendió de la nave y se limitó a casi ni a saludar. Paso la vista sobre todos los presentes y saludo con la cabeza. —Bienvenido— afirmó Egnar mientras todos los asistentes estaban en silencio— ella es tu tía Ahlia, la mejor amiga de tu difunta madre. Ahlia camino hacia el comandante y sin importarle su renuencia ni su mal carácter lo abrazó. Habían pasado muchos años desde la ultima vez que vio al niño de 9 años correr tras su madre por todo el castillo.—Eres el reflejo de ella— expres
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