En realidad, me sentía culpable con Luciana. Si no hubiera sido por su ayuda, mi divorcio no habría sido tan fácil. Por eso, he decidido en secreto que siempre estaré a su lado. Sin mencionar que Luciana era verdaderamente una gran amiga.
Mientras pensaba en esto, limpié el desordenado apartamento y poco a poco le fui dando la sopa para la resaca. Parecía sentirse mucho mejor.
—Hermana, ¿te sientes un poco mejor? ¡Soy María!— Intenté hablar con ella.
Ella murmuró algo y luego no hubo más respuesta. Estaba preocupada y quería llevarla al hospital, pero no podía cargarla. Después de observarla un rato y seguir sin estar tranquila, no tuve más opción que llamar a Patricio y contarle la situación de Luciana. Él llegó enseguida en su coche.
Al ver el estado de Luciana, la llevó en brazos al coche y directo al hospital. No me tranquilicé hasta que le pusieron suero.
Ivanna, al enterarse, también vino en secreto a la habitación del hospital y se quedó conmigo esperando a que Luciana despertar