-Thomas-
La besé, sí, ahora la estaba besando como me había imaginado tantas veces y aunque Dana se resistía, sabía que en el fondo también lo deseaba. Su cuerpo aferrado al mío era lo que más había anhelado y sentirla suspirar entre cada beso me tenía loco, esto es lo que ambos queríamos y la haría entenderlo, su cuerpo ardía a la par del mío, su corazón latía con la misma intensidad que el mío. Estábamos destinados el uno con el otro y esperaba que lo que iba a hacer no me pasara factura...
Unos minutos antes...
-López...
-¿Jefecito? ¿Qué mierda hace llamándome un domingo en la tarde? Soy su asistente no su...
-Ay, ya cállate, López. Necesito un favor gigantesco y tú eres a la única que se lo puedo confiar.
-¿Cómo nos deshacemos del cuerpo jefe? - dice soltando una sonora carcajada.
-Loca, no es eso... Escucha bien y toma nota en tu... agenda.
-A propósito jefecito, el otro día se me acabó mi cuadernillo y tomé uno de los suyos de su cajón, perdoncito...
-¿Lo leíste?
-Bueno