155. ¡Debemos entrar!
155
Marcelo ya había pasado por esto muchas veces antes, pero no con personas que le importaban así que esto era un poco difícil de hacer y tener éxito de no volar por las aires.
—Calma —murmuró Marcelo, leyendo la tensión en la postura de Callum—. Si queremos sacarla de esta, tenemos que pensar y actuar con frialdad.
Con un movimiento controlado, Marcelo se adentró más en la oscuridad, manteniéndose lo más bajo posible, mientras uno de sus hombres lo cubría desde atrás. Cuando estuvo a una distancia prudente, comenzó a hablar con una voz baja y serena para no asustarla.
—Isabel… soy yo, Marcelo. ¿Te acuerdas de mí? Voy a ayudarte, pero necesito que sigas mis instrucciones al pie de la letra, ¿de acuerdo? —le dijo Marcelo con voz suave y arrullante.
Isabel, apenas consciente de su entorno, escuchó su voz y alzó la mirada. Entre el miedo y la confusión, apenas logró asentir. Sus piernas temblaban, y el peso del chaleco la hacía sentir que no aguantaría mucho más.
Marcelo se acer