Cira demostró ser una secretaria ejecutiva talentosa al instante darse cuenta de que la forma en que él planteó la pregunta no estaba bien: —¿Vas a decidir qué contarme según lo que sé?
Ella lo miró fijamente y dijo palabra por palabra: —Prometiste contarme todo.
Ella no aceptaba atajos. Parecía que era muy meticulosa.
Gerardo sonrió, dejó caer sus piernas cruzadas: —No estoy tratando de engañarte, simplemente el lapso de tiempo es demasiado grande y hay muchos aspectos involucrados. No sé por dónde empezar, así que lánzame una pregunta.
Cira pensó por un momento y comenzó con la información que Isabel había encontrado: —Mi padre fue secuestrado del hospital, y parece que lo llevaron a una villa. ¿Sabemos a quién pertenece esa villa?
—Pertenece a una persona llamado Fermín —respondió Gerardo rápidamente.
Cira se sorprendió: —¿Fermín?
Gerardo levantó la tetera de vidrio, que había estado calentándose en la estufa de inducción todo el tiempo, y vertió el vino caliente: —Fermín de la fam