POV de Cercei
—Sophia… —comencé a expresar mi preocupación, con la voz cargada de angustia.
—Por favor, Cercei, me van a culpar a mí —gimió con desesperación, y yo le sujeté los brazos inútilmente, buscando consolarla de alguna forma.
—Está bien, está bien —solté en un arranque de pánico, mi preocupación por ella superando cualquier pensamiento racional. No podía soportar verla sufrir, así que accedí a regañadientes.
Antes de que pudiera siquiera dar las gracias, Sophia se desplomó. Mis manos temblaban mientras miraba a mi alrededor, desconcertada por la indiferencia que nos rodeaba. La cocina seguía llena de movimiento, con sirvientes entrando y saliendo, ocupados en traer y reponer comida y bebida.
—Sophia —se acercó otra sirvienta, supuse que era la amiga de la que me había hablado.
—Llevémosla a nuestros aposentos —sugirió, y entre las dos cargamos su cuerpo inerte hacia las habitaciones designadas para el servicio. No era demasiado pesada, pero el peso de su cuerpo inconscient