Christen corrió, desesperada, por aquel laberinto de pasillos. Necesitaba encontrar la habitación donde estaban Olivia y Raphael. No podía quedarme ahí ni un minuto más, todos estaban en peligro. Con cada minuto que pasaba, el terror dentro de ella aumentaba.
Hasta que se detuvo y se concentró. Olivia y Alice le enseñaron cómo usar sus poderes de la mejor manera, a pesar de que ella era una simple humana.
— ¡Mierda! — chilló sintiendo los bloqueos, sabiendo que era cosa de Guaxas — ¡Concéntrate, maldita sea!
Respiró hondo, concentrándose. Y así logró encontrar la habitación.
Una habitación vacía.
— ¡¿Santo Dios, qué voy a hacer?! — susurró, entre lágrimas.
Una mano en su hombro y Christen saltó gritando, atacando a quien fuera.
—Cálmate, Chris. ¡Cris, Cris, Cris! — Abrió los ojos y vio a Adam sosteniendo sus manos.
La niña gritó desesperada y lo abrazó.
— ¡Dios mio! — dijo entre lágrimas.
— Esta todo bien. — el habló. Luego la hizo mirar hacia él, al ver la herida. Luka estaba al lado