Rosalía se levantó y lo sentó en el sillón subiendo en su regazo, besó sus labios y después pasó por su cuello, mientras él levantó el rostro y cerró sus ojos. Ahora fue ella quien se acomodó para que entrara su longitud y moverse erráticamente.
Rosalía estaba recostada en el piso de la sala en los brazos de Leonel, ambos seguían desnudos, él tenía sus manos unidas y acariciaba su mano delicadamente, mientras besaba su frente de vez en cuando, ella sonrió cerrando sus ojos y aspirando su aroma, era un hombre increíblemente fuerte, sus pectorales eran grandes y su pecho le fascinaba.
Ella respiró hondo levantándose. “Es hora de que me vaya”.
Leonel la arrastró de nuevo a sus brazos. “No puedes quedarte a dormir”.
Ella negó levantándose de nuevo. “Mañana temprano tengo trabajo y sé que tú también”.
Ella empezó a vestirse y llamó a Jaime para que la recogiera, Leonel se levantó del piso buscando su ropa.
Rosalía al estar lista se acercó a él que se abrochaba el pantalón, lo be