Pir no podía respirar, eso nunca le había pasado, la vio acostada desnuda en la cama con los ojos cerrados, mientras él trataba por todo los medios insuflar aire a sus pulmones, Alondra, lo vio rojo y se levantó corriendo asustada —¡Oh por Dios! ¿Qué te pasa Pir? ¿Qué tienes? —Ella lo tomó por el brazo y lo sentó en la cama, comenzó a revisarle las vías respiratorias para ver si había alguna obstrucción, le tomó el pulso y comenzó a darle pequeños golpes y masajes en la espalda y pecho, incluso hasta estaba pensando suministrarle oxigeno a sus pulmones