CAPÍTULO 68: Bajo el signo de la flechaLa tormenta ya ha pasado, pero el aire sigue pesado, cargado de humedad y el retumbar lejano de la tormenta parece quedarse en mis huesos. Me paro en la cubierta, miro hacia el horizonte, pero mi mente no para de dar vueltas. La tranquilidad del mar después de una tormenta siempre me pone incómoda. Como si el océano estuviera avisándonos algo.Ren se me acerca en silencio, sus pasos son suaves sobre la madera, pero no hace falta mirarlo para saber que está preocupado.—Hayabusa —dice, y su voz es baja, casi un susurro.—¿Cambió de posición? —pregunto porque solo imagino que ese barco pueda estar acercándose—. Si está navegando en esta tormenta in recalar… debe ser un navío de gran calaje para soportarlo.—Ese no es el problema —responde Ren y me giro hacia él porque solo imagino que esa tensión en su voz debe tener un motivo poderoso.—Ese barco está demasiado cerca.—¿De nosotros?—No… Del Barba Negra.Frunzo el ceño, i mi instinto se activa in
REINA DEL MAR. CAPÍTULO 69. Sin señalLa radio está muerta. El radar también. Desde hace una hora no tenemos noticias de Ren, y eso no me gusta ni un poco.Ya sé que es un hombre adulto, fuerte, sexi y todo lo que quiera, pero lleva en esto muy poco tiempo, demasiado poco como para imaginar que son incontables las sorpresas y las trampas de las que un buen estratega es capaz en pleno mar. Asaltar cargueros es la parte menos divertida entre todo lo que hay en la cabeza de alguien que sabe navegar, y eso yo no lo supe, por desgracia, hasta que no salí a mar abierto.Y Ren apenas lo está aprendiendo; así que el hecho de que no responda no es nada bueno. Vimos al Halcón Peregrino pasar hace más de tres horas, persiguiendo las lanchas rápidas de su capitán, pero en el mismo silencio en que Dagger me anuncia que desaparecieron de nuestro radar, sé que debe haberse metido en problemas.—¡Dagger! —grito, saliendo al centro de mando, con el viento en la cara y la paciencia hecha pedazos—. Pre
REINA DEL MAR. CAPÍTULO 70. La vieja usanzaTengo que provocarlo. Sé que no es justo, pero para mí es la única manera que esto no pase a un plano mucho más serio.—Te voy a enseñar cómo se caza en el mar cuando ya no sirven tus cositas —le digo a Ren, cruzada de brazos mientras mis ojos van desde el mapa hasta el esqueleto electrónico del Halcón Peregrino.—No es culpa de “mis cositas” —responde, frunciendo el ceño.—No te lo tomes personal, kenshi. Lo que digo es que vamos a tener que rastrear a la vieja usanza.Él alza una ceja no muy convencido pero es un hombre inteligente y como a todo hombre inteligente le encanta aprender.—¿A la vieja usanza?—Brújula, mapas, instinto, buena memoria… y un par de buenos binoculares. ¡Como en los viejos tiempos! —Le sonrío—. En cuanto el Barba Negra esté en condiciones, los alcanzaremos. Y entonces… volveremos a la cacería.Ren me mira por un momento sin decir nada. Sé que está procesando lo que dije, y también lo que no dije. Al final, solo asi
Capítulo 1. La esposa perfectaAcaricio mi vientre con una sonrisa, sé que mi embarazo todavía no se me nota mucho porque apenas tengo cuatro meses, pero estoy tan feliz que solo puedo pensar en eso. No es el primero, y cuando recuerdo que Devon y yo hemos perdido dos embarazos anteriores el miedo me asfixia, pero tengo todas mis esperanzas puestas en que todo saldrá bien con este bebé.Bajo a la cocina y la inundo con el olor del café recién hecho. Dejo el desayuno listo, la mesa impecable, el portafolio ejecutivo de mi esposo está preparado y Bonnie, mi suegra, ya está sentada frente a su taza de té con leche, hojeando la sección financiera del periódico como si entendiera algo.Mi esposo entra al comedor con su traje perfectamente ajustado y ese aire de seguridad del que me enamoré. Me envuelve en un abrazo y acaricia mi vientre saludando al bebé, y luego parece recordar algo del trabajo.—Amor, ¿el informe de TradeLink? ¿Crees que deberíamos movernos rápido? —pregunta mientras aju
CAPÍTULO 2. Una verdad desgarradoraEl dolor es lo primero que siento cuando abro los ojos. No es físico, aunque mi cuerpo esté cansado y entumecido. Es un dolor profundo en mi pecho, como si algo hubiera sido arrancado de mí. Y lo fue. Lo sé incluso antes de escuchar una palabra.—Regina... —La voz de Verónica llega suave, como si estuviera tratando de no romperme más de lo que ya estoy. Cuando mis ojos se enfocan la veo ahí, sentada junto a mi cama, con Ruby a su lado.—No... —murmuro con un susurro ahogado, pero no hace falta que diga más. Ellas lo saben, y yo lo sé. Ruby aprieta mi mano, y Verónica me acaricia el cabello con los ojos llenos de lágrimas—. No puede ser… esto no puede estar pasando…—Estamos aquí contigo, cariño —dice Ruby.—El bebé... —susurro y la palabra se queda flotando en el aire como un eco vacío hasta que Vero niega con la cabeza.—Lo siento tanto, Regina…Las lágrimas vienen sin previo aviso, un torrente que no puedo detener. No me importa quién me ve o cómo
CAPÍTULO 3. Una máscara de traiciónLas luces del edificio parpadean cuando llego a casa, tambaleándome. Cada paso que doy es una tortura, como si mi cuerpo estuviera cargando el peso de todo lo que me han arrebatado. Verónica y Ruby tratan de seguirme, insisten en quedarse conmigo, pero las detengo en seco.—No. —Y mi voz es firme aunque estoy al borde del colapso—. Esto lo tengo que hacer sola.—Regina por Dios… ¡Solo déjame entrar y te juro que voy a sacar a esa mujer a rastras por los malditos pelos del puto edificio! —gruñe Ruby, pero Verónica la detiene porque entiende que esto ya no puede dolerme más y necesito enfrentarlo por mí misma.—Déjala, es más fuerte de lo que crees —le dice a Ruby y luego me mira con una mezcla de preocupación y respeto—. Llámame si necesitas algo, Regina. Lo que sea.Asiento, aunque la verdad es que no planeo llamar a nadie. Esto es entre Bonnie, Devon y yo.Las veo marcharse y solo entonces entro al departamento, pero la calidez habitual del lugar n
CAPÍTULO 4. La noticia más dolorosaEl departamento está en silencio, uno pesado, que me aplasta el pecho cada vez que intento respirar. He perdido la cuenta de cuántos días han pasado desde que me atreví a salir de esta cama. Sé que Ruby y Verónica han venido más veces de las que puedo recordar, pero siempre me niego a verlas. Solo puedo quedarme aquí, bajo las sábanas, con los ojos fijos en el techo mientras mi mente se hunde más y más.Devon intentó consolarme al principio. Lo hizo, o eso quiero creer. La primera noche me abrazó, me prometió que estaría conmigo, que no dejaría que nada malo volviera a pasar. Me dijo que se tomaría unos días libres para cuidarme, para ayudarnos a superar esto juntos.Pero ahora, más de una semana después, lo único que escucho son excusas. Emergencias en el trabajo. Reuniones que no puede cancelar. Cenas con clientes importantes. Al final, siempre me quedo sola con este dolor punzante que me está destrozando. Tengo tres ángeles en el cielo y solo qui
CAPÍTULO 5. El hombre de mis sueñosMis piernas se sienten como gelatina, pero me obligo a mantenerme de pie. Cada palabra que escucho es como un golpe en el estómago.Devon sabía…Sabía lo que su madre estaba haciendo, y no hizo nada para detenerla…Él sabía que estaba matando a mis hijos…Él sabía…Mi cerebro es un tornado de lógica, conexiones y dolor, piezas que encajan de una vez, destrozándome porque no hay nada peor que saber que el hombre a quien más amas en el mundo es responsable de la muerte de tus hijos.Lágrimas silenciosas ruedan por mis mejillas mientras trato de respirar pero sé que no lo lograré. Duele tanto que quiero morirme. Duele tanto que solo quiero odiarlos a los dos. ¡Quiero que paguen! ¡Quiero que paguen por la muerte de mis hijos!En un momento de absoluto odio lo recuerdo: “a veces las palabras son poderosas, señora Finnigan”. Con manos temblorosas saco mi teléfono, se me cae un par de veces pero consigo… de alguna forma consigo ponerlo a grabar audio…Lueg