Gregory y Elizabeth siguieron a Gabriel; aún asombrados con la novia tan hermosa que tiene su hijo, ella no podía creer que ya sus hijos son adultos, y él estaba orgulloso porque su hijo es todo un don Juan.
Pero toda ilusión murió por parte de Gregory cuando llegaron a la sala de aquella casa, observando que Gabriel estaba enamorado de la hija de unos de los oponentes de Gregory. Los dos se miraron con recelos, apretando sus mandíbulas y puños hasta que sus nudillos se pusieron totalmente blancos.
—Bienvenidos, familia Bianchi— la chica novia de Gabriel se quedó pasmada, puesto que no le había dicho a su padre que su novio provenía de esa familia.
—Ustedes se conocen— preguntó ella a su padre.
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