Skyler repasó su reflejo una última vez antes de salir. El vestido color esmeralda caía con elegancia sobre sus curvas, realzando el tono cobrizo de su cabello recién cortado a la altura de los hombros. Sus facciones, más definidas tras haber perdido los kilos del embarazo, le devolvían una imagen renovada: la de una mujer que había aprendido a levantarse de las cenizas.

El gimnasio, las largas caminatas al amanecer y una disciplina férrea habían moldeado no solo su cuerpo, también su carácter. Ahora, al mirarse en el espejo, no veía a la esposa despreciada que alguna vez lloró por un amor roto. Veía a una mujer lista para conquistar el mundo.

—Señora Walker, la limusina está lista para usted —declaró Amanda, su nueva chófer. Le dirigió una dulce sonrisa y asintió.

Fuera, había algo de frescor. Pero lo soportaría, la elegancia requería ciertos sacrificios.

El evento en el centro de convenciones reunía a los empresarios más influyentes de Ciudad Vasett.

Luces, copas de cristal y tr