— ¿Quién rayos es la persona que mandaste a investigar? — preguntó Gavin por teléfono. Leah salió de la clase con el teléfono en el oído, recibió una mala mirada del profesor de química, pero ella respondió con una sonrisa y el hombre regordete de cincuenta años se sonrojó.
— ¿Por qué? —preguntó ella, cerrando la puerta y caminando en dirección al baño.
— Es un fantasma. — respondió Gavin. — No hay propiedades registradas a su nombre, sin multas, no hay familiares…es como si hubiese aparecido por primera vez hace dos años. — comentó el.
Leah frunció el ceño. &