Leah bajó del auto rápidamente y salió a trompicones del estacionamiento del club. La camioneta negra blindada que usaban para transportar a su hermano pequeño ya se encontraba allí. Así que caminó con decisión y abrió la puerta trasera, sabiendo que los guardias de seguridad ya la habían visto y no le impedirían sacar a James de allí dentro.
— Hola cielo, me llevo a tu profesor un momento. — tiró de la manga de un sonriente James y cerró la puerta, dándole una mirada al conductor. Él ya sabía que tenía que salir de allí a penas el maestro estuviese fuera del auto.
Y como era de esperar, la camioneta aceleró y salió del lugar a una velocidad aceptable. Ellos hacían eso para no asustar a su hermano.
— Parece que conseguiste lo que te pedí. — Leah se puso frente a él y lo se&