XXXVIII

Estefanía siguió a Antonio al interior de la casa, de donde ya salían Sergio y Marcela, detrás de Ignacio y Estela, hacia la parte frontal del jardín, en donde sería servido el almuerzo. Cuando se sentó, luego de que Antonio le corriera la silla, observó que Sergio también corrió la silla de Marcela y se sentaba a su lado. Después vio que ella le sonreía. Ya no le era posible verlos de la misma manera a como los había visto quince minutos antes y, aunque estaba tentada a conocer los detalles de la relación, también le horrorizaba la idea de lo que pudiera descubrir si los conocía. Prefirió concentrarse en el comportamiento que debía tener con Antonio, luego de que casi se hubiera descubierto con su marido por su falta de previsión.

En una bandeja plateada llegó servido un aperitivo frutal. Estela ahora hablaba con Sergio sobre su empresa y él le contaba algo sobre una marca de ropa deportiva para mujeres, mientras que Marcela estaba callada, comiendo su fruta. Antonio hacía lo mismo,
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