Un disparo desconocido ¿había acertado o fallado? ¿Venía en mi dirección o en la de Derek?
¿Acaso aún seguía viva? Mi mente era un lío completo, me estaba costando más de lo esperado recuperarme; mis dedos se sentían extraños y para ser exacta, irreales.
Mi cuerpo entero no parecía ser real, se sentía ligero y transparente, era como estar envuelta en una pesadilla de la cual no sabía escapar.
¿Dónde estaba? ¿Estaba pensando o hablando? Mi cabeza se hallaba perdida y sumergida en las relajantes caricias que me propiciaba una mano amable; era inusual, pero lograba distinguir con tanta facilidad el calor emergiendo de su palma y la callosidad de la yema de sus dedos con extrema claridad. Su presencia me relajaba, a la vez que aliviaba la presión que sentía mi cerebro.
—No te detengas —le susurré con di