DIEGO
¡Por fin llegamos al dia de la inauguración!, estaria a cargo de la empresa por ahora, y habia mucho que hacer, con cientos de empleados por supervisar, era una tarea enorme, y todo debia funcionar a la perfección, pero estaba confiado porque sabia que habia aprendido del mejor y que podria hacer un buen trabajo.
Mi padre habia venido como apoyo moral, estaba muy contento y yo, al contrario, me sentia sumamente nervioso.
- Sabes que hacer, pero si necesitas algo, puedes llamarme, y me alegra mucho que hayas arreglado las cosas con tu mujer.
- También yo - hice una pausa- no volveré a España papá, quiero que mi matrimonio funcione, y si debo quedarme entonces, eso haré.
- Lo supuse, pero, no te olvides de nosotros, o tu madre vendrá a verte todas las veces que pueda.
- Eso no me molestaría.
Puso su brazo sobre mis hombros, habia salido todo bien ese primer día, y me sentí satisfecho.
Llegué a casa agotado, solo quería descansar, pero mi pequeña hija no iba a pe