Punto de vista de Ariana
Sentía la luz de la mañana filtrándose por las cortinas. Abrí los ojos con un bostezo cansado, extendiendo las manos hacia la mesita de noche mientras mis dedos buscaban a tientas el móvil para ver la hora. Al poco rato, el teléfono se encendió y, al mirar la pantalla, se me aceleró el corazón.
Entrecerré los ojos mientras miraba la pantalla. Eran las 10:00 de la mañana. El pánico me invadió. Sabía que no conocía suficientes detalles sobre este trabajo, pero sabía que llegaba muy tarde.
Salí disparada de la cama de un salto, enredándome las sábanas en las piernas mientras me dirigía a trompicones al baño. No perdí tiempo en la ducha y me di una ducha rápida. No entiendo cómo pude quedarme dormida, ¿y qué pensaría Damien? Podría usarlo como excusa para no darme el trabajo.
La ducha me despejó bien los ojos, aún con sueño. En cuanto me sequé, me puse mi ropa de oficina: una falda negra, una blusa morada y unos tacones.
Sin mirarme al espejo, salí corriendo de mi