En su cama, Esmeralda pensaba en que debería hacer. ¿Tendría que llamar a Kenton e implorarle que ya ayudara o debería esperar hasta el día siguiente para solicitar su ayuda?
También pensaba en la vergüenza que sentiría siendo desnudada por él. Solamente se había vestido y desvestido delante de su hermana, jamás delante de alguien más. Si contaba sus escasas visitas al médico, solamente había escogido ser revisada por una mujer y de eso habían pasado años.
Se puso de pie y se observó en el espejo. ¿Por qué un hombre estaría dispuesto a pagar por pasar la noche con ella? Solamente era una mujer normal, ni gorda ni flaca, sin cirugías, vestida con un atuendo económico.
Fue a acostarse de nuevo sin haber comprendido que tenía tan especial para que alguien como Kenton Gilmore se obsesionara. Tal vez él solamente no estaba acostumbrado al rechazo y por eso la deseaba tanto...
Una nueva pregunta llegó a su mente. ¿Debería decirle que jamás había estado con otro hombre o debería callarl