LOS SENTIMIENTOS DE HENRY
Henry
Las cosas se me estaban yendo por completo de las manos.
Camile y yo... Camile y yo claramente estábamos jugando con fuego y tarde o temprano, uno de los dos terminaría quemándose.
Después de haberme rebatido internamente una y otra vez si estaba bien perseguir los deseos de mi pecho y mis impulsos, no quedaba más que seguir lo que ya había dado pie a que ocurriera.
Y lo más horrible de todo, era que me estaba enfermando de amor por alguien que de un momento a otro, me botaría sin duda alguna por las múltiples diferencias que existían entre ambos.
Esa mañana, cuando me había asaltado con su habitual arranque de ardor, había cedido a sus deseos sin resistirme demasiado, luego de dos putos y largos días en los que la extrañé a horrores.
Sin embargo, no