Intento tener toda la paciencia posible que se requiere en este tipo de situaciones, pero, mi jefe no me deja las cosas tolerables, por eso, lo observo con seriedad e intento comprender si es broma o no.
— ¿Debo buscar el plato tuyo?— Uno no comparte mesa con el servicio doméstico, yo comeré cuando termine, entonces, me serviré y comeré en la cocina.— No voy a probar la comida hasta que tenga la seguridad de que no vas a asesinar, Sandra. Tú no me quieres, por mucho que te diga que no me interesas, sigues a la defensiva y por eso, eres capaz de envenenarme y escapar, ya que, siempre piensas en escapar.— Esto debe ser una maldita broma. — digo con molestia.El jefe se sienta frente al plato de comida, pero, no lo toca y escasamente lo inhala. Entonces, seguimos en la tensión sobre quien come y cuando.— No le voy a hacer algo malo, ni tampoco veo esto como si fuera un