Marco y Valeria iban en el auto, luego de los eventos suscitados durante la tarde, Valeria había querido ir a dar una vuela, no quería llegar a casa molesta, antes debía tranquilizarse, por lo que su esposo la llevo a un mirador y ahí estuvieron hasta llegada la noche. Ese día Valeria hizo lo que nunca imagino hacer, ese día sintió unas incontrolables ganas de hacer suyo a su marido ahí en ese lugar, era cierto que se estaba dejando llevar por los celos que sentía, no podía imaginar que otras mujeres vieran a su esposo con ojos de deseo.
A su edad, aun le daba un poco de pena, no sabia como expresar que quería intimar con su esposo en ese lugar, pero un inocente beso llevo a aquella mujer a tocar partes del cuerpo de su esposo que le hicieron comprender lo que ella quería hacer. Marco ni lento ni perezoso, comenzó a despojarla de sus ropas y luego hizo lo propio, él no era tonto, sabia de donde venia esa actitud, pero no le molesto en lo absoluto, afortunadamente en el lugar al que fue