Una vez firmadas las declaraciones, Alessia le indicó al personal que trabajaba para el juez Amato que, las dos personas ahí podrían marcharse a donde ellos quisieran. Hizo la transferencia y salió con destino a la oficina de su abuelo.
- ¡Abuelo, te tengo excelentes noticias! Ya firmaron los hijos de Alberto Priego la declaración, mañana, durante el cumpleaños de la vieja de Caterina, podremos proceder al arresto de Alberto Priego. – Dijo Alessia con una sonrisa siniestra.
- ¡Perfecto, hija! Estaba claro que eras la indicada para llevar a cabo la negociación. -dijo el juez Amato mientras la sujetaba de los hombros y le daba un beso en la frente.
- Abuelo, una cosa más, no quiero que la policía toque a Guadalupe Priego, ella debe pagar de otra manera.
Esa escuincla, debe pagar por el tiempo que me quito con Massimo, qué mejor castigo, que ver cómo encarcelan a su abuelo y yo me caso con su exmarido, le doy un hijo y vivo una vida llena de opulencia, mientras ella vive en quien sabe dó