El tiempo no se detiene. Parte 1
--- Gaeta---
Pietro y Guadalupe regresaron a casa, ella aún estaba delicada, por lo que este había dado indicaciones de que debían apoyarle en todo lo humanamente posible, tan pronto llegaran a casa.
Angostina le había preparado una exquisita comida. La futura mamá debía mantenerse bien alimentada y hoy, más que nunca, se sentía con la obligación de cuidar de la señora Pellegrini y su bebé.
- Señor, señora… Lamento mucho lo ocurrido. Terminen de llegar a casa, en un momento les llevaré la cena a su habitación.
Señora, procure no hacer esfuerzos y todo lo que necesite, usted solo pídalo, haremos lo posible para apoyarle.
- ¡Gracias, Angostina! De verdad, ¡Muchas gracias por el apoyo…! –dijo Guadalupe mientras sus ojos se llenaban de lágrimas, sus manos cargaban la urna con las cenizas de su abuelo.
- ¡No, señora! No más lágrimas, el bebé lo va a resentir y está muy pequeño para soportar tanto dolor.
Tome un baño, relájese, ya está en casa y aquí nada malo puede suceder.
Deme la urna,