Ethan Hernández - Diciembre de 2005
Sofía y yo nos besamos en la fuente hace dos horas y estaba en mi cama, recién bañado y demasiado ansioso para poder dormir. La próxima vez que habláramos, me iba a declarar. Le iba a decir todo acerca de mis sentimientos. Ahora ella tenía 18 años, ya no había nada malo en lo que sentía, y si ella quería, le pediría que fuera mi novia. Diablos, incluso me imaginaba casándome con esa chica.
Escuché golpes en la puerta y pensé que era Nick, borracho como siempre, viniendo a molestarme. Era un llorón cuando bebía.
Abrí la puerta y me sorprendí al ver a Sofía en pijama y con el pelo mojado, luciendo avergonzada. Arqueé una ceja, sabiendo lo mucho que ese gesto la irritaba.
- No pude dormir - dijo ella tímidamente. Sonreí ante eso. Abrí la puerta y le di espacio para entrar. Sofía se acomodó en mi cama, entre las sábanas, con las piernas cruzadas, y agarró la almohada para olerla.
Sofía pareció darse cuenta de que la observaba y bajó la almohada con el r