El aroma de Tania lo percibía a kilómetros, sabía que estaba en compañía con Lionel, lo que lo llevo a preguntarse qué demonios hacían esos dos juntos. Al principio tomó el camino hacia donde se reunían todos, pero luego cambio el curso para ir hacia donde estaba su tío.

No se demoró mucho en encontrar a ambos lobos encaminándose hasta la civilización, es decir hasta su mansión. Pero estos al verlo se detienen en seco.

—Tania, ¿Qué estás haciendo aquí? —gruñe al preguntarle.

—Alpha, he venido a visitar sus dominios.

—Yo no te he autorizado pisar mis tierras, tanto tus padres como tu saben que no pueden venir aquí sin mi consentimiento. Tú mismo padre lo acepto ya que odia mezclarse con los humanos.

—Pero yo no soy mi padre, mi alpha.

El lobo afina la mirada puesto que conoce muy bien la clase de persona que era Tania. Su llegada a sus dominios solo era para causar problemas.

—Dimitri, como ya es muy tarde Tania y yo nos macharemos mañana. Espero que seamos recibidos en tu casa.

—Claro