Después de entrar y salir de varias tiendas, Livia se detuvo por un largo momento, imaginando el rostro de Damian. Finalmente encontró algo que pensó podría complacer a su esposo. Aun así, su corazón seguía latiendo con fuerza al salir de la tienda, temerosa de que él aún protestara.
‘Se lo daré de una manera linda,’ pensó, ‘así sabrá que estuve pensando en él todo el tiempo mientras elegía el regalo.’
Esa idea le dio un nuevo impulso de energía. Convencida por su propio plan, gritó emocionada y echó a correr entre la multitud hacia la zona de los cafés, el lugar donde todos iban a buscar algo de comer: desde los bocados más de moda hasta los sabores locales más legendarios. Apuntó entusiasmada a un pequeño puesto de comida.
‘¡Encontré Pretzels aquí! Jaja, los Pretzels son un snack nacional que se encuentra en todas partes.’
Pidió dos porciones, una para ella y otra para Kylie. Se sentía muy satisfecha. Aunque había muchos otros aperitivos, sus ojos seguían volviendo una y otra vez al