—No estás nada mal, por lo que parece. —Damian hojeó la hoja de papel que tenía en la mano—. No dudo de tus habilidades. Incluso lograste engañar a Brown.
Tomando en cuenta la cantidad de fotos y videos que había conseguido sin que Brown lo notara, eso era un punto a su favor.
—Gracias, señor. —Kylie sonrió con orgullo sin darse cuenta. Aunque, siendo sinceros, no era algo de lo que presumir… sobre todo con la mismísima víctima de su “espionaje” fulminándola con la mirada.
—Brown, está orgullosa de haberte grabado en secreto. ¿No te molesta?
“¡¿Qué hace, señor Damian?! ¡No le eche gasolina al fuego!”
¿Así era siempre la dinámica entre ellos? Con razón a Kylie le picaban los dedos por sacar el móvil y capturar ese momento—para mostrarle al mundo el verdadero lado del CEO del Grupo Alexander.
—¿Qué nivel has alcanzado en artes marciales? —preguntó Damian de nuevo, sin apartar la vista de los expedientes en sus manos. Parecía estar revisando la lista de habilidades de Kylie.
—He alcanzad