Especial Cap. 24
Un nuevo día
El sol se alzó, calentando las hojas y las flores del jardín. El rocío, junto con el fresco rocío del jardinero, se evaporaba lentamente en el aire matutino. Las mariposas danzaban de una flor a otra, brillando doradas bajo la luz.
Por fin había llegado el día de la fiesta que su suegra había preparado con tanto esmero. Cuando Livia descubrió que había sido ella quien organizó todo, la emoción le llenó el pecho y no pudo evitar agradecerle con los ojos húmedos.
—Oh, no es nada. No tienes por qué llorar así. El mayordomo Matt se encargó de la mayoría de las cosas —respondió su suegra, restándole importancia, reacia a aceptar méritos, ni siquiera frente a su propio hijo, mucho menos ante su nuera. Agitó la mano con desdén—. No hagas tanto alboroto.
Livia no pudo evitar sonreír ante su terquedad, pero aun así insistió en agradecerle.
—Gracias, mamá. Y por invitar a mi familia, también.
Algo cálido le llenó el pecho. Eso era exactamente lo que siempre había deseado: el cariño