La mañana siguiente

En un apartamento, al correr las cortinas de cristal, la ciudad se desplegó ante la vista: hileras de edificios apilados, torres que se alzaban hacia el cielo. A veces, el paisaje resultaba sobrecogedor; otras, parecía de lo más común. Todo dependía del ánimo de quien mirara desde la ventana.

Aquel era el apartamento del asistente Brown. Uno de los pisos más altos. En ese momento, el hombre se encontraba frente a su guardarropa. Ya estaba vestido con su traje de oficina, el uniforme que llevaba cada día. Y aun así, se quedó allí, vacilante, con la puerta del armario entreabierta.

«Si todo sale según lo planeado, el joven amo tendrá una cita hoy. ¿Debería llevarle también un cambio de ropa?»

Aunque Kylie siempre decía que se veía guapo, él quería lucir diferente aquella tarde. Después de todo, si el joven amo iba a salir con la señorita Livia, eso significaba que él pasaría tiempo con Kylie. Solo pensarlo le provocaba un cosquilleo cálido en el pecho.

Pasó la mano p