Livia intentó olvidar todos sus problemas y concentrarse en la suave presión que amasaba sus hombros. Cada movimiento lento aliviaba su fatiga y, por un instante, se permitió relajarse.
Pero entonces… la sombra de Damian apareció en su mente.
Podía escuchar a Tiffany charlando cómodamente con Maya cerca de ella. Típica Tiffany: brillante, habladora, naturalmente amigable. Incluso Maya, que normalmente era reservada y algo torpe, parecía soltarse con facilidad. La conversación entre ambas fluía sin esfuerzo.
Los sentimientos de Damian hacia mí.
Mis sentimientos hacia el señor Damian.
Los sentimientos de Damian hacia mí.
Mis sentimientos hacia el señor Damian.
Los pensamientos giraban en su cabeza como un bucle roto, hasta que Livia no pudo escuchar nada más. Su alrededor se volvió borroso y, poco a poco, cayó en un sueño ligero.
—Señorita, aquí —Tiffany la sacudió suavemente del hombro.
Livia parpadeó, su cuerpo reaccionando con un pequeño espasmo.
—¿Me quedé dormida?
—Ya está, señorit