Quizá nunca pase nada interesante en su vida… El enigmático asistente Brown.
¿Quién es en realidad?
¿Qué hace cuando no está a la sombra de su jefe o cuidando de un CEO mimado y enamorado?
Después de pasar toda una tarde en el piso superior de aquella casa de dos plantas junto a sus jefes obsesionados por el amor, Brown se quedó donde siempre estaba: en segundo plano. Sentado tranquilamente en las escaleras, repasaba con calma los informes de desempeño de los ejecutivos del Grupo Alexander mientras bebía un jugo frío que uno de los empleados le había dado antes de cerrar por el día.
Al llegar la noche, rechazó la invitación de Damian y Livia para cenar en un restaurante privado del centro. Livia le había suplicado con la mirada—silenciosa, desesperada, rogándole que no la dejara a solas con su marido obsesivo.
Pero Brown… él sabía bien lo que hacía.
Como si no entendiera lo que el señor Damian quería decir con esa mirada. ¿Una cena larga, eh? Lo siento, jovencita. En esta no puedo ayu