Nikolay
Observo a la mujer con cara de pocos amigos que se sube a mi lado en el auto. Subo antes de cerrar la puerta y mientras uno de mis hombres da la señal a alguien más comenzamos a movernos.
—¿Cómo amaneciste hoy zvezda?
—Encerrada, justo como ayer.
Responde antes de voltear su rostro para mirar por la ventana del auto. Me concentro entonces en el horizonte. Voy a llevarla a mi casa en medio del barrio rojo. Prefiero estar seguro de que no podrá escapar, pero eso solo complica las cosas porque voy a tener que dar muchas explicaciones para prevenir que escape o que alguien sospeche quién es.
—Tengo algo que decirte — le hablo una vez más — , algo que necesitas mantener presente para evitar problemas.
—No me importa, no voy a escapar, así que simplemente no me hables.
Cierro mis ojos un momento, la tomo del brazo obligándola a girar su rostro en mi dirección y tomo sus mejillas con su otra mano para impedir que se aleje.
—Que te importe o no es lo último que me interesa — me