─¿Acaso estoy alucinando o dijiste que te preocupaste por mi? ─digo en voz muy baja, y no por preocuparme por el ruido, si no que no tengo fuerza para hablar mas alto, realmente no me creo lo que dijo.
─Tamara, yo... de verdad me preocupe, todo es muy confuso, absolutamente todo ─regresa a la misma posición como lo encontré en un inicio, sentado en la escaleras con la cabeza agachada.
─Para mi lo es mas, no es fácil cuidar a alguien por años y que despierte sin recordarte ─le digo caminando a la escaleras para tomar asiento a un lado de él.
─Por mas que intento recordarte, no lo logro, pero se que te conozco, todo me indica que te conozco pero mi mente se niega a darme señales de que esto es verdad.
─¿No me recuerdas nada? ─le pregunto aun sabiendo su respuesta.
─Lo mas extraño es que cada acción que haces, se repite en mi mente pero... ─guarda silencio por un largo rato, hasta que poco a poco la levanta hasta tener la vista fija en mi.
No se en que momento paso todo esto, pero su man